Aprende como convertir el dolor en tu aliado
BIENESTAR EMOCIONAL
El dolor es inherente a la vida. Forma parte de ella de la misma manera que el gozo y la alegría lo hacen. Algunas personas tienden a pensar que es una casualidad fatal, un capricho del destino, pero no es más que una extensión de tu propia existencia. Por ello no puedes esquivarlo. Y todo esfuerzo puesto en esto será agotador e inútil. El dolor, al igual que la alegría, te acerca a tu esencia más primaria, expanden tu humanidad.
Ambos nos dan lecciones valiosas y te sirven para guiarte La buena noticia es que puedes revertir ese sufrimiento y, mejor aún, puedes convertirlo en una experiencia de aprendizaje que aumente exponencialmente tu sabiduría existencial y potencie tus propósitos.
Pon en práctica estos consejos y sacarás el lado positivo de esa situación para que el dolor se convierta en tu aliado.
· Enfrenta el dolor cara a cara.
Reconoce si es un dolor que te afecta de manera psíquica, física, social, existencial… Acéptalo y ten un encuentro especial con él.
Permítete sentirlo sin juzgarlo, sin rechazarlo, sin resistencia… sólo deja que fluya en ti y no lo reprimas.
· Mantén un diálogo honesto con el dolor
Hay que escucharle con todos los sentidos y con la mayor sinceridad posible, ya que el dolor te desnuda y te descubre. El dolor, es una emoción como todas que tiene un mensaje para ti, por tanto, debes entender de dónde viene este dolor, para qué está apareciendo y que es lo que quiere decirte. Quizá lo que quiere comunicarte es que debes amarte más, que debes poner límites, que debes empoderarte, que debes salir de tu zona de confort, que debes trazarte nuevas metas….etc.
· No le cedas el poder.
Procura que el dolor no se transforme en sufrimiento. No le des ese poder de crecer y controlarte. El sufrimiento tiene el poder de bloquear tu mente por completo y, por lo tanto, de inhibirte. Conviertes el dolor en sufrimiento en el momento en que lo proyectas en el tiempo. Le dotas de una permanencia infinita o lo agrandas con sentimientos catastrofistas y vacíos de esperanza.
· Responsabilízate de tu dolor.
Ello no implica echarte la culpa. Responsabilizarte de tu dolor es reconocer qué estás haciendo, que puertas abriste para dejarlo entrar o que acciones permitiste para que sucediera. · Madura en él (o a pesar de él) Ser más grande que tu dolor implica asumir que tú no eres tu dolor. Es reconocer que tú eres más grande que él. Implica también asumir que tú tienes en tu interior todos los recursos para sobreponerte y tú eres capaz de pasar del dolor, al aprendizaje.
Entonces ve a la pregunta del ¿para qué?
ha llegado esta situación de dolor a tu vida. Cuando abrazas el dolor tienes que permitirte pensar de esta manera:
· Agradezco, este problema que me hace pensar en salir adelante.
· Agradezco, este dolor que me hace desprenderme de lo que no tiene sentido.
· Agradezco, esta situación que me golpeó y me movió a la recuperación.
· Agradezco, la crítica destructiva que movió el sano orgullo.
· Agradezco, el miedo que me hizo mirar hacia adentro.
· Agradezco, mis vacíos que me movieron a buscar ayuda.
· Agradezco, mis problemas que me fortalecieron.
· Agradezco, mis angustias que me robaron la paz y me llevaron a buscar soluciones.
· Agradezco, la tristeza que me hizo correr hacia la felicidad.
· Agradezco, la humillación que me llevó a sacar mi fortaleza interna.
Cuando dejas de estar en conflicto con el dolor, retorna poco a poco a la paz. Quizá haya situaciones que no se puedan resolver, entonces habrá que aceptarlas, aprender a vivir con ellas, pero, en la aceptación de lo que no puedes cambiar surge la adaptación, la creatividad para modificar tus objetivos, tus caminos y tus metas. Por tanto, por favor cuestiónate esto a fondo y toma decisiones que te permitan vivir en comprensión y aceptación para empezar a modificar y a sustituir lo perdido por cosas nuevas, porque llorando no se recupera lo perdido y en parálisis la vida no cambia.
En la vida se avanza con dolor, con miedo y con cosas tristes, pero se avanza con la mirada firme en los objetivos, sin temor a encontrarte a ti misma misma, así es como nuevas formas de ser y estar en la vida surgen.
Tú eres resiliente y podrás salir adelante.
Recuerda que tú vales más que ese dolor y la vida está para vivirla. Como ya habrás podido comprobar, vivir no es otra cosa que asumir los retos que se te presentan cada día. Pero, si ves que no tienes el control de la situación ni de lo que sientes, te dejo abajo el link para que conozcas cómo puedo ayudarte a qué crees ese puente de donde estás ahora hasta donde quieres llegar y te conectes con esa parte de ti mismas donde nada es imposible


Aprende cómo puedes tú convertir el dolor en tu aliado.
